martes, 26 de febrero de 2008

Peach, Coconut... Mango... Palta

Primer post,

Hace un tiempo tuve la oportunidad de participar en una dinámica de grupo. Previamente escéptico, fui lentamente motivado y cautivado por la organizadora a jugar el juego. Una señora suiza nada fría o dura como hacía pensar mi pre-juicio, sino más bien alegre, divertida y cálida, ella se describía como su "pololo" argentino… o eso remarcaba de tanto en tanto.

Es así como empieza… primero describamos, y usted querido lector, también lo puede hacer en un papelito cualquiera, las características del durazno; una fruta, dulce, fragante, carnosa, de piel delgada, con un centro duro, blanda, "machucable".

Luego pasemos a describir las características del coco; un fruto duro, con una especie de coraza, tosco y casi impenetrable, sin olor, con un centro liquido y dulce, carnoso y blando si está verde, y al partirlo o llegar a su centro derrama su contenido con facilidad.

Posteriormente a eso preguntó a los asistentes quiénes se encontraban similares al coco o al durazno; dos efusivos compañeros levantaron la mano contagiados por la dinámica y con rostro en júbilo, asegurando ser las manifestaciones humanas de cada fruto se pusieron cada uno a un lado del salón. Acto seguido cada uno de los restantes fue invitado a posicionarse en una línea imaginaria entre el durazno y el coco según tuviéramos más características de coco o durazno. Yo, en particular, tirado más para coco. Usted dónde estime conveniente según sus resultados.

La tercera etapa es la analítica. Según esto podemos hacer un paradigma entre el tipo durazno, ese que es más dulce, sociable, fácil de abordar, que se machuca fácilmente, asequible, pero que no le cuesta abrirse, pero que cuesta llegar a su centro que es pequeño pues la mayor parte de su ser está a la muestra, lo superficial es muy atrayente y de rápida notoriedad. Luego los cocos son personas más difíciles de abordar y que difícilmente abordan, rudos, toscos, no se hiere con facilidad, sin tanto encanto a primera vista, pero al abrirse derrama su contenido y muestra su dulce y gran interior; poco a muestra y mucho bien escondido y protegido.

Entonces somos cocos o duraznos… ¡Qué entretenido!, pensamos todos. No es tan simple… esto no es sólo en función de lo que uno es sino también de cómo es percibido. Es así como los suizos verían a todos los latinos como duraznos, o los españoles a los alemanes como cocos. Y así sigue… ¿me siguen? Aún siendo coco un suizo me encontraría lo más durazno que ha visto en su vida…

Distintos contextos implican distintas estrategias de mostrase o de ver al otro… en determinado contexto debemos ser distintas frutas, por momentos dulce, por otros con corazas, duros, tiernos, asequibles o toscos. En otros, aún sin quererlo, podemos ser vistos como lo que no somos.

Meses más tarde me vino otro concepto, como el tipo mango: fruta grande, muy olorosa, llamativa, con una gran corteza externa, carnosa, y un centro casi impenetrable, que por veces chorrea o empalaga al que lo consume, mucho para manejar - ¿Me convida una servilleta?

Yo personalmente me considero una palta, rugoso por fuera, ¿feo?, ¿el hulk de las frutas?, fácil de abordar, con un centro duro, y según el consumidor dulce o salado. ¿Cómo me verán los demás? Tutti frutti?


Macedonia para todos.